Este año fue el 30º aniversario del encuentro internacional de jóvenes de Kreisau/Krzyżowa y los alumnos del DSLPA ya llevan participando desde hace más de 25 años en estos encuentros. El proyecto reúne a estudiantes de cuatro o más naciones para debatir sobre cuestiones de historia y política en la finca de Kreisau/Krzyżowa que cuenta con gran importancia histórica. Aparte de los interesantes debates, los participantes tienen la oportunidad de visitar diferentes lugares de interés histórico y cultural.
Del 19 al 29 de septiembre tuvo lugar nuestro viaje al centro de intercambio juvenil de Kreisau/Krzyżowa (Polonia) que supuso un enriquecimiento inolvidable para todos nosotros en un contexto histórico y social.
Volamos hasta Fráncfort, donde por la noche nos reunimos con los compañeros del colegio de Kronberg que viajaron con nosotros hasta Polonia. En Fráncfort visitamos la iglesia de San Pablo, el casco antiguo y el Museo Judío de Fráncfort. Así ampliamos nuestros conocimientos sobre la historia del pueblo judío y me di cuenta de lo poco que sabíamos de esta cultura, sobre todo no sabíamos lo diversa, cautivadora e interesante que es. Después tuvimos la oportunidad de sumergirnos un poco en cultura alemana; yo fui al Museo Städel, donde –para mi sorpresa y alegría– está expuesto uno de mis cuadros favoritos: Goethe en la Campagna. ¡Qué maravilla! Los demás compañeros aprovecharon este rato para pasear por Fráncfort y conocer la ciudad.
Al día siguiente por la mañana, partimos en guagua hacia Polonia junto con los alumnos del colegio de Kronberg. Al llegar a Dresden, se unieron los compañeros de la República Checa. Al llegar a Krzyżowa nos quedamos asombrados de la bella y abundante naturaleza que rodea la finca de Kreisau/Krzyżowa. Al día siguiente llegaron los compañeros de Polonia y juntos conocimos la historia de Kreisau y la del Círculo de Kreisau, un grupo de resistencia que se reunió en este lugar tres veces durante la Segunda Guerra Mundial para desarrollar ideas sobre el futuro alemán después de Hitler y sin Hitler.
Uno de los días más duros del viaje fue el de la visita al campo de concentración de Gross Rosen. Una guía nos acompañó y nos explicó las grotescas condiciones de vida y de trabajo que sufrieron los prisioneros del campo de concentración. El horror apenas puede expresarse con palabras y la conmoción que sentimos todos sigue siendo palpable mucho tiempo después de la visita.
Otro de los momentos culminantes de nuestro viaje fue la visita de la ciudad de Breslau/Wrocław, una ciudad llena de iglesias, hermosos edificios antiguos y, sobre todo, simpáticos gnomos. Hay un gnomo sentado en cada esquina y hay que acariciar su gorro puntiagudo, porque, según dicen, trae buena suerte. También fuimos a ver el cuadro panorámico de Racławicka, un cuadro de 15 metros de alto y 114 metros de circunferencia, que representa una escena de guerra que inmortaliza la derrota de los rusos por el ejército polaco en 1794.
También hicimos una excursión a Schweidnitz, donde visitamos la Iglesia de la Paz, una de las pocas iglesias protestantes permitidas en Silesia que, en aquella época, era católica.
De vuelta a Krzyżowa, visitamos el Kapellenberg, dónde se encuentran las tumbas de la familia Moltke. Es tradición que los alumnos cada año limpien estas tumbas durante su estancia. Con motivo del 30 aniversario del proyecto, también tuvimos la gran suerte de poder entrevistar a uno de los testigos, es decir, a uno de los descendientes, el hijo del combatiente de la resistencia, lo cual fue una experiencia impresionante.
Todo lo que nos llevamos de este viaje es indescriptible y de incalculable valor. Hemos podido conocer culturas que desconocíamos, escuchar sus historias y sorprendernos, hacer preguntas y, sobre todo, fomentar juntos la paz.
Texto de Chiara Schneider (alumna) en colaboración con Jan Rosan (profesor)